Mientras yo construyo,
otros me destruyen,
Mientras yo pongo una gota de agua limpia
en un océano sucio y maloliente,
otros me van ensuciando el nombre y rompiendo el suelo,
hacia donde voy pisando.
Embarrando el camino
por el que voy caminando,
para que, una y otra vez,
me hunda yo en él.
Me ha tocado ser un guerrero,
un guerrero que no cesa de luchar,
aunque le falte la paz y el optimismo
y sin más armas ni escudo
que a sí mismo,
contra la "Santa" Inquisición del siglo XXI,
de la mente y del credo.
Contra quienes por todos los medios intentan
manipular y monopolizar el sentimiento y la opinión,
con falsas y humillantes excusas,
pero muy convincentes,
para un populacho adepto y fiel a ellos,
por tener éstos,
poder y titulaciones.
Y, si alguien les contradijera de forma considerable,
como el guerrero se verían en poco tiempo.
Una lucha también por lo débiles,
las demás especies,
objetivo común éstas,
del paranoico sadismo
y del afán agresor,
de los mismos enemigos,
visibles u ocultos.
LUCHADOR (2)
No puede el luchador de su vida,
salir con arma material,
a hacer justicia pendiente, pues,
el mar maloliente,
compuesta de millones de gotas malolientes,
se le echarían encima
-como antaño ya fue avisado-,
para hundirle del todo,
en las profundidades de su sucio océano,
del cual no saldría ya,
...
Si no es ayudado de un ser,
para que justicia contra el mar pueda hacer.
--Luchador sin vida--



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